Matías Emiliano Casas. La tradición en disputa. Iglesia, Fuerzas Armadas y educadores en la invención de una “Argentina gaucha”, 1930 – 1965. Rosario: Prohistoria, 2018, 211 pp.

 

Por  Augusto Geraci

 

Centro de Estudios Históricos

Universidad Nacional de Mar del Plata

Mar del Plata, Provincia de Buenos Aires

Argentina

 

PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,

Año 12, N° 24, pp. 147-149

Julio- Diciembre de 2019

ISSN 1853-7723

 

 

Esta obra es fruto de una serie de investigaciones precedentes del autor centradas en comprender la formación de la “tradición”, desde el vínculo entre ideas y prácticas. El trabajo indaga los antecedentes que nutrieron a la ideología tradicionalista que se extendió desde 1930 hasta entrada la década de 1960. Aporta al campo del nacionalismo una investigación nutrida en fuentes y perspectivas que dialogan el nacionalismo propiamente estatal, pero también el de organizaciones civiles, escritores, educadores, militares y eclesiásticos que fueron forjando desde “abajo” y desde sus lugares de poder una ideología tradicionalista.

La obra se estructura en una introducción y cinco capítulos. La introducción comienza con la cita de la ley 27105, que declaró a la “ciudad de San Antonio de Areco como capital nacional de la tradición” en enero de 2015. Es decir, el aporte de Casas al campo de la historia cultural es de lo más actual. La introducción establece rápidamente las preguntas de investigación que la estructuran, como por ejemplo ¿cuáles fueron (y son) las conexiones que relacionan a patria y tradicionalismo?, ¿cómo se configuran en prácticas?, ¿quiénes fueron los protagonistas que erigieron el discurso tradicionalista y cómo lo mantuvieron a lo largo de más de treinta años?

El capítulo 1 estudia las disputas en torno a la sede de la “tradición”, San Antonio de Areco y La Plata, analizando las fuentes de las primeras organizaciones tradicionalistas, los museos del gaucho y los preparativos de la fiesta. En el capítulo 2 analiza  las estrategias discursivas y simbólicas de los curas gauchos para lograr una asimilación entre iglesia católica y nación, con el afán de constituir una nación católica cuyo baluarte cultural y espiritual más tradicional es la iglesia. El capítulo 3 está dedicado al Ejército. En este apartado Casas examina las formas en las que el gaucho es tomado por la institución castrense para transformarlo en baluarte de una tradición que se ve amenazada por la inmigración y por la crisis desatada en 1930, cuya reencarnación moderna sería el Ejército, una institución que hace patria.

En el capítulo 4 se profundiza la reconstrucción entre discursos y prácticas en las escuelas primarias. Así como el Ejército, la escuela pública fue objeto de una “nacionalización” creciente en las décadas de 1930 y 1940 que con transformaciones continuaron durante los gobiernos justicialistas y poco cambiaron hasta entrada la década de 1960. La apelación al ámbito rural como lugar “puro”, al gaucho como población “autóctona” y a las prácticas campestres como “buenas”  empaparon los lineamientos curriculares, las comunicaciones del Consejo Nacional de Educación y los manuales escolares. En la escuela, también se configuró una institución que produjo “el buen argentino” y por consiguiente, todo lo que no se debía ser. El capítulo 5 hace un recorrido por las producciones culturales en las que se puede evidenciar el éxito de la exportación del vínculo entre Argentina y el gaucho como parte de una misma identidad.

El campo estudiado por Casas, viene ampliándose y ganando profundidad  historiográfica en nuestro país, pero la particularidad de su investigación radica en la “invención de una tradición”. El autor se aparta del concepto amplio y discursivo de nación y nacionalismo, y se dirige a reconstruir como distintos agentes accionan en la conformación de una tradición, materia de lo que llamamos patria. Conjuga elementos que pueden ser tomados como una suerte de hipótesis que es desarrollada a lo largo de los cinco capítulos. En este sentido el autor sostiene que la invención de una tradición no necesariamente constituye un acto defensivo frente a la modernización propia de mediados del siglo XX. La resistencia al cambio puede ser interpretada como una forma de asumir las transformaciones sin perder elementos de una identidad, una identidad que todavía no termina de formarse.