Damián Santos, Un largo silencio. Participación civil y memorias de la “lucha contra la subversión” en Coronel Pringles. Los Polvorines – La Plata – Posadas: Universidad Nacional de General Sarmiento – Universidad Nacional de La Plata – Universidad Nacional de Misiones, 2024, 160 pp.

Por Virginia Dominella

 

Centro de Estudios Regionales “Félix Weinberg”

Instituto de Humanidades

Departamento de Humanidades

Universidad Nacional del Sur

Bahía Blanca, Argentina

ORCID

https://orcid.org/0009-0000-2224-2834

 

PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,

Año 18, N° 35, pp. 262-264

Enero- Junio de 2025

ISSN 1853-7723

ARK CAICYT

https://id.caicyt.gov.ar/ark:/s18537723/a87ahp2by

 

 

 

 

Este libro se propone contribuir a la reflexión sobre las actitudes sociales frente a la represión durante la última dictadura militar argentina. Para ello, reconstruye un conflicto que tuvo lugar en el colegio Sagrado Corazón de Coronel Pringles entre septiembre de 1976 y mediados de 1977, y que involucró a la propia comunidad educativa, así como también al diario local, el intendente y otros integrantes de la Iglesia católica. El conflicto se desató al conocerse la noticia de la prohibición por parte del Ministerio de Educación bonaerense del método pedagógico “Educación y Liberación” de la hermana Clara Yáñez, supervisora educativa de la congregación San José a la que pertenecía el colegio. Entonces un grupo de maestras y padres cuestionó a la dirección, reclamó el cumplimiento de la orden y luego solicitó a las autoridades la salida de las monjas de la institución. Finalmente, el Sagrado Corazón fue intervenido, las docentes solidarias con las acusadas fueron cesanteadas y las religiosas abandonaron la ciudad.

La hipótesis que guía el análisis es que padres y docentes fueron impulsados a tomar partido contra las religiosas por el “fantasma de la subversión”, lo que evidencia la aceptación del discurso oficial sobre la lucha contra el “enemigo interno”. Así, sus acciones pueden ser consideradas “expresiones no transparentes de consenso” (p. 14) con el régimen. En este sentido, la investigación cuestiona la imagen cristalizada en los años ochenta de una sociedad que, inmovilizada por el terror, se mantuvo al margen de la violencia represiva. En virtud de este abordaje, el autor inscribe el trabajo en el campo de la historia social y recupera bibliografía sobre actitudes sociales en los regímenes autoritarios nazi, soviético y argentino, que le aporta conceptos como “consenso”, “gente corriente” o “denuncia”, pertinentes para la propia pesquisa. Por otra parte, Santos retoma una serie de estudios sobre señalamientos contra docentes y alumnos surgidos dentro de otras comunidades educativas que le permiten pensar el propio caso. Desde el punto de vista metodológico, opta por una escala micro anclada en un espacio local y combina fuentes de diverso tipo: documentos de inteligencia, prensa local, regional y nacional, y testimonios orales, tanto recopilados en 2002 en el marco del documental Recordar sin temor del proyecto “Jóvenes y Memoria”, como construidos específicamente para esta investigación.

Con estos objetivos, premisas y herramientas teórico-metodológicas, el análisis se despliega en tres partes. El capítulo inicial se ocupa de la reconstrucción de los hechos a partir del contraste de las versiones de los periódicos, los agentes policiales y los testimonios. Esto posibilita la contextualización del conflicto en el marco de tensiones de larga data que atravesaban a la comunidad educativa y de cuestionamientos que trascendían el método de Yáñez, y le permite a Santos plantear nuevos interrogantes: ¿en qué medida hubo una “utilización desde abajo” del aparato represivo por parte de un sector de la población civil para resolver rencillas previas?, ¿cuál fue el peso de esa participación civil en la resolución de un conflicto que excedió largamente la orden ministerial de prohibición de un método pedagógico?

El segundo capítulo se adentra en la trayectoria de Yáñez y en el análisis de su obra Educación y Liberación, enmarcándolos en los profundos cambios que atravesó la Iglesia católica en los años sesenta y el surgimiento de un catolicismo renovador, liberacionista o de izquierda en nuestro país. El tercer capítulo pone el foco en el proceso de realización y recepción del audiovisual Recordar sin temor, pondera su relevancia para romper el silencio que hasta entonces cubría el caso del colegio y difundir el testimonio de los denunciantes, y reflexiona sobre los contextos en los que se producen las memorias –también los olvidos y silencios–, sus vehículos y sus luchas.

Un largo silencio tiene muchos méritos. En primer lugar, es un libro escrito de modo claro y además atrapante, que convoca a la lectura tanto de historiadores como de un público no especialista. En segundo lugar, muestra las potencialidades de la reducción de la escala de observación para enriquecer, matizar y complejizar las interpretaciones históricas de nuestro pasado reciente. En tercer lugar, constituye un valioso aporte al conocimiento sobre la participación de la “gente corriente” en los dispositivos represivos del régimen militar y, en particular, a la reflexión sobre las motivaciones que impulsaron las denuncias de pares (¿qué importancia tuvo aquí el sentimiento de deber cívico?), y sobre la recepción del discurso antisubversivo por parte de la sociedad. Por otro lado, de manera tangencial, la obra cobra relevancia para los estudiosos de las relaciones entre religión y política en la historia reciente, al echar luz sobre la experiencia de religiosas identificadas con el catolicismo renovador a comienzos de los años setenta. Si, para esa época, se han explorado referentes y grupos renovadores en la arquidiócesis de Bahía Blanca, así como los conflictos eclesiales y políticos que los han enfrentado con representantes de otras vertientes eclesiales, los análisis se han centrado en la ciudad cabecera de la arquidiócesis.

En este sentido, quizás, para futuras investigaciones, pueda pensarse en profundizar en las manifestaciones del catolicismo renovador en Pringles, que son el marco en el que Yáñez fue bienvenida durante los años previos al conflicto estudiado. Asimismo, incluso para el período abordado, el libro abre nuevos interrogantes en relación con las actitudes y comportamientos de miembros de la Iglesia católica, que se podrían seguir explorando. Entre ellos, el posicionamiento que asumió el arzobispo Jorge Mayer frente a la disputa en el colegio, los modos en que intervinieron las autoridades de la congregación San José, y las trayectorias y sociabilidades que vinculaban al clero local con las Fuerzas Armadas.