El diario la nación y la candidatura de bartolomé mitre. prensa, política y 1891

 

NAHUEL PABLO VICTORERO

Instituto de Historia Argentina y Americana “Dr. Emilio Ravignani”

Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas

Universidad de Buenos Aires

Ciudad Autónoma de Buenos Aires

Argentina

https://orcid.org/0009-0005-6052-6236

 

PolHis, Revista Bibliográfica Del Programa Interuniversitario De Historia Política,

Año 18, N° 35, pp. 123-153

Enero-Junio de 2025

ISSN 1853-7723

ARK CAICYT

https://id.caicyt.gov.ar/ark:/s18537723/kogsq0il2

 

Fecha de recepción: 12/11/2024 - Fecha de aceptación: 03/07/2025

 

Resumen

 

Este artículo explora la intervención del diario La Nación en el contexto de la gestación y proclamación de la candidatura de la Unión Cívica, en los meses que van de enero a marzo de 1891. Su principal objetivo es analizar la complementariedad que atravesó el periódico entre informar e intervenir políticamente como portavoz de su agrupación. Como se demostrará, la utilización de las herramientas que ofreció la modernización de la prensa permitió potenciar la capacidad de incidir políticamente a través del uso de corresponsales y reporters. Entonces, proponemos examinar las crónicas y notas editoriales sobre las jornadas que llevaron a la proclamación de la fórmula Mitre-Irigoyen el 16 de enero y la multitudinaria recepción del candidato el 18 de marzo de 1891.

 

Palabras Clave

Prensa – Política – Movilización – Unión Cívica – Convención Electoral.

 

The NEWSPAPER LA NACIÓN AND THE BARTOLOMÉ MITRE CANDIDACY. PRESS, POLITICS AND NEWS IN 1891.

 

Abstract

This article explores La Nación newspaper intervention in the gestation and proclamation of the candidacy of the Unión Cívica from January to March 1891. The main purpose of this investigation is to analyse how the newspaper informed and at the same time intervened politically for this group.  As will be demonstrated, using the tools offered by the modernization of the press made it possible to enhance the capacity to influence politically by using correspondents and reporters. Therefore, we examine the chronicles and editorial notes about the days that led to the proclamation of the Mitre-Irigoyen formula on January 16, and the multitudinous reception of the candidate on March 18, 1891.

 

Keywords

Press - Politics – Mobilization – Unión Cívica – Electoral Convention.

 

El DIARIO LA NACIÓN Y LA CANDIDATURA DE bARTOLOMÉ MITRE. PRENSA, POLÍTICA Y NOTICIAS EN 1891.

 

Introducción

Al mediodía del 18 de marzo de 1891, el buque Eolo apareció en el horizonte de las costas porteñas. En la proa se encontraba Bartolomé Mitre con su chambergo característico. A su encuentro fueron varios vaporcitos con banderas argentinas y manifestantes. En la dársena del puerto, una banda entonó el Himno Nacional. Aplausos, ruidos de máquinas y estruendos. Su retorno fue presentando como una esperanza ante el tenso panorama de esos meses. Una multitud lo acompañó hasta la Plaza San Martín para escucharlo.

Tan solo tres meses atrás, la Unión Cívica había elegido en una convención a sus candidatos en la ciudad de Rosario para las elecciones presidenciales de 1892.[1]  Se proclamó la fórmula Bartolomé Mitre (presidente) y Bernardo de Irigoyen (vicepresidente), luego de tres días de sesiones, en un clima sumamente festivo y de intensa participación de la población.     

Ambas jornadas se desarrollaron en una coyuntura de gran incertidumbre política y económica. El 26 de julio de 1890 estalló un levantamiento armado en contra del gobierno de Miguel Juárez Celman en la ciudad de Buenos Aires. Los enfrentamientos se extendieron durante tres días y dejaron un saldo importante de heridos y muertos. La Revolución del Parque fue derrotada por las fuerzas nacionales, pero desencadenó una crisis que concluyó con la renuncia del presidente. Carlos Pellegrini asumió la primera magistratura en una coyuntura de crisis económica y política que había puesto en cuestión los pilares que sustentaron el ejercicio del poder del mismo Partido Autonomista Nacional (Botana, 1977), con la reactivación de la violencia como recurso político (Sabato, 2002). En el nuevo escenario, la oposición se propuso impulsar un candidato propio para las próximas elecciones, en un contexto de reactivación de la movilización. Mientras tanto, el oficialismo tuvo que enfrentar las consecuencias de la crisis.

Este artículo tiene como objetivo analizar la intervención de La Nación en una coyuntura especifica: la proclamación de los candidatos de la oposición para las elecciones presidenciales de 1892. Más precisamente, buscamos explorar la complementariedad que atravesó el periódico entre informar y actuar como portavoz del mitrismo. Proponemos examinar las crónicas y notas editoriales sobre las jornadas que llevaron a la proclamación de la fórmula Mitre-Irigoyen, el 16 de enero, y la multitudinaria recepción del candidato, el 18 de marzo de 1891. Como se demostrará, el diario utilizó las nuevas herramientas que brindaba el mundo periodístico -corresponsales y reporters- para construir noticias políticas que respondían a estrategias de ventas (ofrecer novedades a sus lectores) e intervenir en la coyuntura política a favor de su líder.

Junto con esta cuestión, se ofrece también una aproximación a estos actos que recibieron poca atención de la producción historiográfica reciente. Ambas jornadas fueron centrales en la proyección de Bartolomé Mitre en la escena política. El candidato de los cívicos retomaba la actividad, recuperando el protagonismo que supo cosechar años atrás con importantes cuotas de movilización popular. En efecto, como examinaremos en las siguientes páginas, amplios sectores de la sociedad participaron de diversas maneras en los sucesos.

El trabajo se desarrollará siguiendo un criterio cronológico. En la primera parte, analizaremos las discusiones de los cívicos para definir el formato mediante el cual dirimirían su candidatura. En la segunda parte, indagaremos sobre la cobertura realizada por La Nación de la convención de la UC. En la tercera, reconstruiremos las intervenciones hechas por el diario para potenciar el clima de festejo en la recepción de Bartolomé Mitre, el 18 de marzo de 1891.

 

Prensa y movilizaciones en una coyuntura de crisis

El estudio de la prensa decimonónica fue uno de los temas que mayor atención recibió en la renovación de la historia política de las últimas décadas (Sabato, 2014). Como ha sido reiteradamente observado, los diarios fueron herramientas centrales para intervenir en la política, ya fuera promoviendo candidaturas, polemizando con adversarios, enfrentando a ministros y fomentando la discusión interna de las agrupaciones (Alonso, 2004). En la década de 1890, los periódicos experimentaron grandes cambios.[2] La prensa política fue cediendo el paso a otra más moderna, que prescindía de sus lazos con las agrupaciones partidarias. La Prensa y La Nación fueron los ejemplos más ilustrativos de este proceso de incorporación de nuevas técnicas periodísticas como el uso de corresponsales y reporters[3], así como de nuevos formatos y estrategias de venta, en un contexto de expansión del público lector (Prieto, 1988, p. 442).[4]

Más recientemente, los estudios han matizado esta separación. Nuevas investigaciones han prestado atención a cómo los grandes diarios utilizaron las herramientas que ofreció la modernización periodística para potenciar su intervención en el debate público (Rojkind, 2019).[5] El uso de reporters, corresponsales y telegramas permitió ampliar la capacidad que tenían los periódicos para construir primicias políticas para ofrecerlas al creciente público. Los lectores fueron ávidos consumidores de estas noticias. 

Si bien el tema ha sido analizado –principalmente en el caso de La Prensa–, creemos que aplicar este enfoque para el diario La Nación puede a contribuir a profundizar la cuestión. Vale la pena recordar que La Nación mantuvo su filiación con una agrupación que debía respaldar, a diferencia del diario de los Paz­­, pero se sostenía como empresa periodística. La historiografía precisó algunas definiciones que reponemos a continuación. Julio Ramos ha ofrecido una hipótesis esclarecedora: el periódico era un híbrido en transición entre la prensa política y una moderna (Ramos, 1989, p. 100). Para el autor, el diario de Mitre tenía elementos de la prensa partidaria, pero, en la medida que avanzaban las transformaciones del mundo periodístico, incorporó las técnicas que ofrecía esta modernización. Esta interpretación se consolidó con otros trabajos. Paula Alonso retomó esta caracterización para enfocarse en el discurso del diario en la década de 1880 y su intervención en la arena política (2007). La autora lo definió como un periódico “moderno”, pero con un mayor peso de lo “político”, ya que era un órgano partidario que, al mismo tiempo, competía con La Prensa por las ventas (Alonso, 2010, p. 51). Otros autores han enfatizado en esta dimensión política para otros períodos. Por ejemplo, Eduardo Zimmermann se concentró en problematizar la relación entre el Partido Republicano y La Nación, enfocándose en la capacidad del periódico como portavoz de la agrupación en la década de 1900 (, 1997). Por su parte, Ricardo Sidicaro ofreció una lectura panorámica de los posicionamientos del diario a través del análisis de sus editoriales a lo largo del siglo XX (Sidicaro, 1993).[6]

Todos estos trabajos iluminaron distintas facetas y momentos de la historia del periódico. Nuestra propuesta es ir más allá del esquema de transición entre prensa política y prensa moderna, para concentrarnos en la complementariedad que encontramos entre informar y generar noticias políticas, en un escenario en donde el dueño del periódico buscaba consolidar su posición política en la coyuntura de la crisis de 1890.[7]

El artículo aborda de forma secundaria la participación de la ciudadanía en el espacio público. Esta cuestión ha sido explorada por la historiografía reciente. Particularmente, el escenario post juarista recibió mayor atención.[8] A grandes rasgos, la interpretación tradicional sostuvo que se abrió un ciclo de inestabilidad que, en los términos de Botana, representó una “crisis de hegemonía” que puso en cuestión el orden instaurado en 1880. Puede parecer reiterativo, pero vale la pena recordar que el roquismo, y luego el juarismo,[9] hicieron del lema “Paz y Administración” uno de los pilares para construir su legitimidad. Entre otras cosas, esto implicaba cerrar con la tradición porteña de movilización que retrató Hilda Sabato (1998). En su clásico trabajo, Ezequiel Gallo anticipó esta reactivación. Su artículo ofreció un retrato general de estos años en el “quinquenio difícil”, caracterizado por la emergencia de nuevos actores políticos, la disputa callejera, los cambios ministeriales, las renuncias presidenciales y las revoluciones (Gallo, 1980).

Los trabajos más recientes profundizaron en este escenario. La Revolución del Parque marcó una reactivación–ya insinuada hacia el final del ciclo juarista– de las manifestaciones. Aunque el levantamiento fue derrotado, la población porteña acudió a la Plaza de Mayo y a las cercanías del Congreso. El ascenso de Carlos Pellegrini se dio en el marco de una intensa movilización de la población porteña (Rojkind y Romero 2013; Rojkind, 2012). El noventa, abrió un ciclo de movilización que se prolongó hasta 1893. Las elecciones de 1892 se dieron en un clima de disputa entre las agrupaciones, con escenas de violencia (Rojkind y Cucchi 2022; Rojkind y Navajas, 2024; Rojkind, 2019; Gallo, 2007). El cierre de este proceso estuvo signado por una sucesión de crisis ministeriales, movilizaciones y revoluciones que atravesaron todo año de 1893 (Rojkind y Cucchi 2022). Junto a estos trabajos, se han estudiado también los rituales partidarios que tenían como fin la conmemoración de la Revolución del Parque a lo largo de la década de 1890 en la ciudad de Buenos Aires (Reyes, 2016).

Consideramos que un enfoque centrado en estas jornadas puede contribuir a complejizar el panorama, atendiendo a actos de índole partidaria que contaron con altos niveles de adhesión y en los que intervinieron asociaciones, clubes políticos, nativos y extranjeros. Por cierto, se dieron en un clima festivo y de algarabía callejera. Particularmente, el retorno de Mitre estuvo marcado por una intensa participación, cuyas coordenadas se extendieron a lo largo de la ciudad y con un número muy importante de manifestantes.

 

Una agrupación en búsqueda de candidatos

En este apartado analizaremos el proceso político que llevó a la UC a definir la convención electoral para dirimir sus candidatos. Entre los meses de septiembre y diciembre, La Nación intervino para posicionar a Bartolomé Mitre como el candidato de la agrupación.

En términos políticos, el clima posjuarista fue complejo. Paula Alonso ha examinado los conflictos y negociaciones de esos meses desde la perspectiva de los distintos actores políticos involucrados.[10] El oficialismo dedicó gran parte de sus energías a afrontar la crisis económica, en medio de las internas políticas producidas entre los gobernadores que resistían el regreso al centro de la escena política de Julio Argentino Roca como ministro del Interior de Pellegrini. La oposición, por su parte, comenzó a definir a su candidato para las presidenciales de 1892.[11] Las discusiones se prolongaron durante el segundo semestre del año.[12] Estas fricciones surgieron de la competencia entre los distintos liderazgos en la UC: Leandro N. Alem, Aristóbulo del Valle y Bartolomé Mitre. En esta coyuntura, el mitrismo se había anticipado proclamando a su líder como candidato en el mes de diciembre de 1890. Las resistencias llevaron a desarrollar un mecanismo para acordar la candidatura a través de una convención nacional. Se fijó la ciudad de Rosario como sede para el evento, y la fecha pautada fue el 15 de enero de 1891. Según Paula Alonso, la elección del lugar estuvo motivada por razones de geografía política. Por un lado, se buscó darle una escala nacional y evitar que la agrupación quedara limitada a Buenos Aires. Por otro, se aseguraba un equilibrio entre las distintas tendencias de la UC considerando la importancia del mitrismo en el ámbito porteño (Alonso, 2000, p. 114).

Durante el mes de septiembre, los cívicos pautaron la convención electoral como el mecanismo para dirimir al candidato presidencial. La decisión fue tomada por el Comité Central de la UC y posteriormente informada por La Nación en su sección “Noticias”.[13] Días después, el periódico dedicó un editorial a reflexionar sobre la iniciativa de los cívicos. La nota presentaba los fallidos intentos para realizar una convención electoral en el pasado, particularmente en 1878, cuando los conflictos internos dentro de la oposición habían concluido con el fracaso de esta propuesta.[14] La iniciativa de la convención era celebrada, en esta nueva coyuntura, como una respuesta a las características de la UC. El editorial remarcaba que, ante la heterogeneidad de los miembros de la agrupación y su pretendido alcance nacional, se abría la posibilidad de solucionar el conflicto mediante un procedimiento democrático que abarcara a todas las provincias.

Los meses posteriores, cuando se hizo publicidad a la convención, los editoriales repetían la idea de que una agrupación de escala nacional, con un programa de acción y vocación para modificar las prácticas políticas, debía darse un mecanismo de selección de candidatos por fuera de los antiguos partidos y las reuniones secretas, y delimitarlo mediante acciones públicas.[15] La contraposición entre vieja y nueva política fue un elemento recurrente para justificar el accionar de los cívicos.[16]

 

La convención de Rosario: Mitre candidato a la presidencia

En el apartado anterior vimos cómo La Nación intervino en la coyuntura por la cual se dirimió la forma en que se procesaría la candidatura de los cívicos. En esta parte analizaremos cómo el diario de Mitre actuó en la convención electoral de Rosario.

Las noticias sobre la convención de la UC volvieron a ser motivo de interés en los primeros días de enero de 1891. La Nación comenzó a construir el clima pre-convención, ya que afirmaba que la candidatura de Bartolomé Mitre era un hecho.[17] Por ejemplo, en la localidad de Mercedes, un grupo del cívicos organizó un acto en el que se levantó la fórmula Mitre presidente.[18]

Ahora bien, en los días previos a la convención de Rosario, La Nación dedicó un editorial para construir un clima triunfal. El evento era presentado como un hecho trascendental y novedoso:[19]

El pueblo rosarino, que se da cuenta de tan trascendental acto, espera ansioso el día designado, para darse satisfacción albergar en su seno a una numerosa agrupación compuesta de hombres expectables en el país[...]entre los que figuran los directores del movimiento que dio por tierra con el ominoso gobierno del Dr. Juárez.[20]

La nota enfatizaba la idea de que la Convención era un acontecimiento inédito: “Era la primera vez que se producía, en la Argentina, una discusión abierta sobre la selección de candidatos”.[21] La novedad era presentada también como una oportunidad para modificar las prácticas electorales. Efectivamente, el editorial remarcaba que la convención era un mecanismo que se contraponía al sistema tradicional de elección utilizado por los partidos “militantes”. Para La Nación, la UC era una agrupación política que se organizaba en relación con programas y principios, para evitar los personalismos. El artículo continuaba exponiendo los distintos ejemplos de personalismos que daban lugar a elecciones digitadas por un grupo muy reducido de dirigentes. Los argumentos para defender la convención eran los mismos sostenidos en septiembre.

El diario cubrió los episodios de la Convención, como dijimos más arriba, con un corresponsal en la ciudad.[22] Los días 15, 16 y 17 de enero, mientras transcurría la Asamblea, en la sección “Noticias” se informaba, a través de telegramas, sobre las novedades y pequeñas crónicas. En estos fragmentos se narraba el accionar de los convencionales, como así también el recibimiento de la población rosarina a la UC. A continuación, expondremos algunos episodios que nos ofrece la voz del cronista. Esta cobertura cobra importancia para los argumentos de esta investigación, porque nos permite analizar cómo el periódico utilizó las herramientas disponibles para dar cobertura a los sucesos.

Los primeros telegramas informaban sobre la llegada de los delegados provinciales o bien sobre las demoras de otros debido a problemas de transporte. A la vez, describían el teatro y los trabajos para acondicionar el lugar, con la colocación de los escudos de las provincias, banderas y cenefas de los cívicos. El lugar albergaba a los representantes de la prensa de las distintas provincias y se destinaron gradas al público general.[23]  Mientras tanto, el diario se ocupó de hacer circular el rumor de que Mitre sería el candidato electo.[24] En cuanto a la vicepresidencia, la danza de nombres incluía a Aristóbulo del Valle, Bernardo de Irigoyen y Leandro N. Alem.[25]

La apertura estuvo a cargo de Alem, quien pronunció un extenso discurso frente a todos los delegados. El diario transcribió por completo el inicio de la convención y la intervención del presidente de la UC.[26] La proclamación de la fórmula presidencialBartolomé Mitre y Bernardo de Irigoyense realizó el segundo día. El cierre de la convención tuvo como protagonista al doctor Juan Eusebio Torrent, quien realizó un discurso alabando los resultados de la jornada. Luego se celebró un Tedeum en una iglesia cercana, para concluir con una procesión de cinco mil personas por las calles de Rosario.[27] La Nación reprodujo todos los discursos.

Los telegramas también informaban sobre la recepción de los rosarinos a la convención. El tono general de las noticias daba cuenta de una extendida y entusiasta participación de los vecinos. Por ejemplo, el cronista informaba que los cívicos llamaron a los residentes cercanos al Teatro Olimpo a que colgasen, en los balcones de sus casas, banderas nacionales y de la UC. A la vez, las calles aledañas fueron iluminadas con luces de gas. El corresponsal comentaba los inconvenientes que se presentaron cuando un grupo de vecinos quiso montar un arco de triunfo en la calle, lo que fue impedido por las autoridades. El monumento terminó siendo erigido en una casa ofrecida por un vecino para homenajear a la agrupación.

Como dijimos más arriba, la construcción del clima festivo daba cuenta de la recepción de la población local a la convención nacional. Esto se tradujo también en la intervención de los ciudadanos en las actividades de los cívicos. Por ejemplo, los telegramas mencionaban las distintas orquestas que tocaron todas las noches y la participación de un número considerable de la población. También se retrataban los vivas a los convencionales en la puerta de los hoteles.[28] En algunas ocasiones, varios referentes de la agrupación tuvieron que ensayar discursos ante la petición de manifestantes. Es decir, el periódico destacaba la participación para crear una sensación de adhesión al acto durante los días que duró la convención.[29]

Luego de la proclamación de la fórmula de la UC, La Nación resaltó el hecho reproduciendo noticias y adhesiones a la fórmula presidencial enviadas por los distintos comités, así como cartas de apoyo de figuras notables.[30] La noticia no fue acogida favorablemente en todos los sectores: la Bolsa porteña reaccionó con una caída de las acciones, ya que circulaban rumores de un posible nuevo levantamiento armado por parte de los cívicos.[31] El periódico publicó un editorial para explicar la postura de los cívicos ante esas acusaciones. La nota repasaba la conducta de los cívicos desde su fundación hasta la revolución. Para el periódico, había sido el gobierno de Juárez Celman el que había llevado a la oposición a la insurrección. Contrariamente, la proclamación de los candidatos mediante la convención daba cuenta de la postura adoptada por la agrupación de cara al proceso electoral.[32]

El panorama político era complejo. La fórmula de la UC, lejos de calmar las ansiedades, generó más complicaciones. En febrero, Julio A. Roca fue protagonista de un atentado contra su persona a manos de un niño, lo que motivó al gobierno a declarar el estado de sitio.[33] En esta coyuntura, el día 6 de marzo Carlos Pellegrini convocó una convención de notables para intentar calmar los ánimos. En gran medida, el objetivo del presidente era dar solución, mediante acuerdos políticos, a la contienda electoral ante un escenario económico extremadamente complejo (Gallo,1980, p. 221).

Desde el punto de vista de los cívicos, la situación era favorable. Mitre confirmó su candidatura mediante un telegrama que se hizo público a través de La Nación, como una primicia del diario.[34] Mientras tanto, la UC sumaba diariamente adhesiones a su fórmula presidencial y obtuvo una victoria importante en las elecciones legislativas, gracias a la cual ganaron escaños Aristóbulo del Valle y Leandro N. Alem.[35] Para difundir a la fórmula de la Convención Nacional de la UC, la editorial Kidd publicó una biografía titulada: “Mitre candidato del Pueblo”.[36] En ella se hacía un repaso por la vida de Mitre y se exaltaban sus dotes como estadista y pacificador; es decir, se repasaban las acciones del expresidente como constructor del Estado Argentino.[37]

 

El retorno de Mitre: una elección sin sufragio

En este apartado analizaremos la llegada de Bartolomé Mitre desde Europa. Se examinará cómo el diario construyó el clima de expectativa previo de al acto y, luego, nos detendremos en las crónicas de la jornada.

Mientras se sumaban los apoyos a la candidatura de la UC, el 26 de febrero La Nación publicó un telegrama de Bartolomé Mitre que informaba su próxima llegada a Buenos Aires.[38] La primicia fue anunciada con un gran entusiasmo al público. El mes de febrero, como ya mencionamos, concluía con una delicada situación económica y un oficialismo convulsionado.[39] Los periódicos intentaron construir un clima de expectativa ante el retorno de Mitre, más precisamente como una solución a la “crisis nacional”.

La Nación informó, en la primera plana, sobre los apoyos de múltiples asociaciones y estudiantes de la Universidad de Buenos Aires, a través de la reproducción de telegramas y cartas. Alem –como presidente de la UC– se puso a la cabeza, impartiendo las directivas y lanzando una convocatoria para recaudar fondos destinados a la preparación del acto. Los diarios publicaron un listado de suscriptores que, día a día, sumaba apoyos. Los comerciantes y las asociaciones donaron también escarapelas y banderas. El dinero sobrante se destinaría a sociedades de beneficencia.[40]

Mientras tanto, La Nación publicaba noticias sobre Mitre a través de telegramas que llegaban desde su partida de España hacia Montevideo.[41] La fecha de arribo del expresidente fue motivo de discusión. Esa semana, Alem se excusó por una enfermedad, por lo que la recepción tuvo que demorarse unos días más de lo esperado. El periódico transcribió los telegramas donde se detallaba toda esta información.[42] Finalmente, el arribo se pautó para el 18 de marzo. Desde la capital uruguaya se organizaron actos por el recibimiento, y el periódico dio cobertura mediante un corresponsal exclusivo.[43]

En Montevideo, Mitre se reunió con antiguos camaradas de su etapa como exiliado del rosismo y con veteranos de la Triple Alianza, mientras esperaba a la comitiva argentina en el hotel Oriental, para luego partir hacia Buenos Aires. El cronista retrató, a la vez, una serie de regalos entre los que se encontraban ramos de flores, álbumes y cartas. Al llegar el grupo de los argentinos, una multitud se agrupó en la calle Solís y en los pasillos del hotel. Según relata la crónica, Mitre tuvo que salir al balcón a saludar a los asistentes. Luego de unos discursos de los concurrentes, comenzó la partida hacia el puerto. En esta procesión, según el corresponsal, el expresidente recibió ovaciones en las cercanías del centro de la ciudad. La crónica concluía con el arribo al barco.

Queremos resaltar en esta investigación este tipo de noticias, porque dan cuenta de una lógica periodística donde los cronistas cumplían un rol fundamental en la construcción de las novedades ofrecidas a sus lectores. Ya vimos más arriba cómo se cubrió la Convención Electoral de la UC. En este tipo de notas se exaltaba la interacción de un amplio sector de la población que concurría a los eventos que el diario buscaba retratar.

Al mismo tiempo, La Nación publicitaba adhesiones de los distintos clubes políticos de la UC de la capital y del interior del país, así como de varias asociaciones y colectividades de inmigrantes.[44] Los estudiantes secundarios y universitarios también publicaron la convocatoria al acto, dando las coordenadas de las columnas para todos aquellos que quisieran sumarse.[45] Los miembros de La Bolsa peticionaron el cese de la actividad para poder asistir a la jornada. Por último, se informó que la empresa del Teatro Nacional realizaría ese fin de semana dos funciones de Amor y Patria, una obra inspirada en las investigaciones de Mitre sobre las invasiones inglesas.

El día del recibimiento, el periódico dedicó un extenso editorial para crear un clima de expectativa:

La Nación que es voz popular, eco de una agrupación numerosa, de una entidad que palpita dentro de la vida nacional, se debe a esa colectividad que representa, se abstrae a sus adhesiones intimas; olvida su afiliación doméstica y saluda en su arribo a Buenos Aires al teniente general Bartolomé Mitre como entidad política que llega a resumir las esperanzas de un pueblo, alzando la mayor parte de las simpatías[46]

La figura de Mitre se asociaba a las esperanzas del “pueblo” ante su llegada. El editorial continuaba narrando los distintos preparativos que estaban realizándose en la capital para la recepción. Por ejemplo, mencionaba que los vecinos habían comenzado a colgar banderas argentinas en las calles, los balcones y las persianas de los locales. A la vez, se exaltaba el clima festivo que se palpitaba en la ciudadanía ante el inminente arribo del general Mitre:

No está perdido un pueblo si aún se conmueve bajo un común impulso, como no está perdido el corazón si aún agita sus fibras el sentimiento. Entonces la imposición al elegido y al exaltado es de tal naturaleza grandiosa que aleja toda posibilidad de mezquindades y pasiones, garantizado la cumplida realización de los fines proseguidos […], he aquí otro de los generadores del movimiento en la parte de las muchedumbres que corren a ocupar puesto en las columnas de honor popular preparadas para el general Mitre.[47]

Junto al editorial, en la sección “Noticias” se publicó la convocatoria de los cívicos y las coordenadas para el acto, informando la hora de arribo en el puerto de La Boca y el recorrido de la procesión hasta la plaza San Martín.[48]

El 18 de marzo, Mitre volvió a la Ciudad de Buenos Aires con un multitudinario acto que comenzó con su desembarco en el barrio de La Boca. Una gran procesión cívica, integrada por los clubes electorales de la UC y asociaciones, acompañó al ciudadano a pie y luego hasta la plaza San Martín, donde se realizó un breve acto para proclamar su candidatura. Luego, la comitiva continuó hasta la casa del general, donde concluyó con un desfile ciudadano. Gran parte de la ciudad estuvo allí.

Al día siguiente, La Nación se hizo eco del hecho con un editorial en su primera plana. En un gran clima entusiasta, el periódico presentó la jornada como una auténtica proclamación popular. La nota comenzaba con la siguiente afirmación: se había tratado de “un hecho trascendente para la historia argentina” por su carácter “eminentemente democrático”.[49] El componente democrático de la movilización estaba dado por la representación de todos los sectores de la sociedad porteña:

…las más altas capas sociales, los más eminentes patricios formando en la columna popular y las más distinguidas señoras arrojando flores desde las azoteas y los balcones, estaba en completa comunión de ideas con los representantes de los apartados y menesterosos barrios, que estaban apiñados en la calle [...] experimentaban las mismas emociones, obedecían a los mismos impulsos, a las mismas vibraciones, de patriotismo y de esperanza.[50]

En su representación del acto, el diario componía distintos tipos sociales y exaltaba las diferencias entre los manifestantes para luego remarcar la “comunión” de ideas y emociones puestas en juego en la calle. El uso del término “democracia” remitía, por lo tanto, a múltiples sentidos: por una parte, a la idea de una participación a través de la ciudadanía movilizada; por otra, a la uniformidad de sentimientos de los manifestantes. El editorial enfatizaba que la “verdadera democracia, es la que abarca la unanimidad del pueblo”.[51]

La Nación articulaba su discurso mediante el recurso retórico de la sinécdoque, para reconstruir la tensión entre la parte (en este caso, los manifestantes) con un todo genérico (el Pueblo).[52] Particularmente, el pueblo de Buenos Aires se confundía con la totalidad del país: aquellas columnas entonces eran la totalidad del pueblo en las calles. Además, esta unanimidad se reforzaba al describir la diversidad de los actores que participaban en el acontecimiento: “hombres y mujeres, niños y ancianos, extranjeros y nativos”. Bajo esta heterogeneidad se construyó la idea de un pueblo movilizado.[53]

Más que remitirse a una forma de gobierno, La Nación sostuvo que la democracia se manifestaba a través de un acontecimiento: una acclamatio popular entre el “pueblo” y Mitre.[54] En esta dirección, la populosa manifestación era interpretada como una prefiguración del acto electoral. Un diagnóstico similar realizó el periódico La Prensa, que sentenció el recibimiento como “una elección, sin urnas”.[55]

Junto a la presentación del hecho como una aclamación popular, el editorial de La Nación lo interpretó como una continuación de los principios de la Revolución del Parque:

…el alma del pueblo no ha cambiado desde entonces. Es idéntica a sí misma. Sus aclamaciones de ayer responden a las mismas convicciones, formulan los mismos reclamos, importan las mismas reivindicaciones de hace seis meses. Es la persistente homogeneidad de las aclamaciones la que importa una lección y esta vez la lección es tan clara que confiamos que sea entendida y aclamada[56]

Como resulta evidente, el editorial apuntó a unir las consignas de la Revolución del Parque con la candidatura de Mitre. En este sentido, el diario trazó una línea que, además de celebrar el triunfo de la fórmula de la UC, la integraba a los principios fundacionales de la agrupación. 

La Nación dedicó también una extensa crónica del acto, en sintonía con el clima triunfal del editorial. La descripción comenzó con una exaltación a la multitud:

No caben cifras en la descripción de la grandiosa escena [...] fue todo el pueblo de Buenos Aires, aumentado por las agrupaciones, más o menos numerosas, venidas de todas partes de la república el que estuvo de fiesta ayer con motivo del regreso del teniente general Bartolomé Mitre de su viaje[57]

Como vemos, la crónica enfatizaba la presencia del pueblo porteño, así como también el clima festivo de la multitud: “Embanderada como no lo estuvo jamás para celebración alguna, vióse la ciudad desde temprano; abonados los frentes de muchas casas: cerradas las de negocio y por las calles, a todo lo ancho, vagando la multitud inmensa”.[58] El diario construía la imagen de una participación casi unánime: toda la ciudad se había sumado a la jornada:

…bajo un techo de banderas, gallardetes, lazos, cenefas, coronas y guirnaldas, mezcla de todos los colores imaginables, si bien predominando los colores patrios [...] agréguese el estruendo de bombas y de aclamaciones; los gritos de los expendedores de medallas, retratos, distintivos y otros signos conmemorativos de la demostración; los parentescos nacionales, los lucidos uniformes de los músicos, las vidrieras repletas de los mismos signos y emblemas. Cuadros alegóricos, sobre todo-detalle más y más brillantes del día- las azoteas, los balcones, las puertas, las ventanas, atestadas de damas vistosamente ataviadas y tendrán quienes no hayan presenciado aquella escena, única en su género, una idea siquiera de su grandiosidad[59]

La Nación ofreció una imagen de la ciudad poblada de banderas con los colores patrios. Luego de estas descripciones generales, la nota recreaba el itinerario. Cuando el Eolo se hizo visible en el Río de la Plata, muchos vaporcitos se acercaron a escoltar al buque. Bartolomé Mitre apareció en la proa con su chambergo y un pañuelo, saludando a las barcazas que estaban pobladas de gente. La crónica describe la escena con una multitud de ruidos, desde las palmas y saludos de los manifestantes, hasta bombas y estruendos que se sumaban al ruido de las máquinas:

[…]De pronto un viva, un voto de felicidad expresado con voz vibrante y singular oportunidad hacia levantar al aire miles de brazos que agitaban sombreros o hacían florear blancos pañuelos. A medida que el Eolo y su séquito se acercaba a la costa del Riachuelo, aumentaba la intensidad de la inmensa sinfonía, fundiéndose al unísono magnífico los mil ruidos, expresando la voz del entusiasmo y los acordes del himno patrio ejecutado por quince bandas nacionales[60]

 Al atracar en la dársena, Mitre salió del barco y acudió a abrazar a Aristóbulo Del Valle, quien pronunció un breve discurso de bienvenida. Luego comenzó la procesión hacia el punto de concreción del acto. Hubo dos grandes ejes en la ciudad: la Plaza San Martín y las dársenas del puerto de La Boca. En el medio, las columnas que debían recorrer la ciudad con el general. La presencia de la multitud en las calles era tal que generó la sensación que “no cabía ningún hueco (…) ninguna altura, ningún punto de apoyo”.[61] Desde el dique, Mitre y el general Juan Gelly y Obes encabezaron la columna a pie. Las crónicas ofrecieron una imagen de su composición: en la vanguardia, se encontraba la comisión de recepción, En los clubes políticos de las parroquias de la UC estaban distribuidos aleatoriamente a lo largo de la movilización. En las notas se mencionó la participación de colectividades de inmigrantes, tales como “Los Turcos de Barracas del Norte” o la sociedad “Giuseppe Mazzini”. También se informó sobre la intervención de los estudiantes universitarios y secundarios, ubicadas detrás de los clubes políticos. También acudieron sectores de trabajadores urbanos organizados en sociedades como: “Sociedad de empapeladores y pintores”, y personal de la fábrica nacional de calzado.[62]  

Desde la calle San Juan, la columna se dirigió hasta Perú y luego a Florida.  La larga marcha se tornó imposible a la altura de Cangallo y la Piedad, por lo que Mitre y Gelly y Obes debieron subir a un carruaje tirado por dos caballos rusos para continuar hasta la plaza. Otra vez, las narraciones ofrecieron escenas pintorescas que incluían a otros protagonistas de la manifestación. Por ejemplo, el general Manuel Campos recibió grandes ovaciones al avanzar en varios puntos de la ciudad, y las agrupaciones también fueron aplaudidas. Los estudiantes del Colegio Nacional colocaron delante de la columna un antiguo excombatiente de la guerra del Paraguay, cuyo torso estaba cubierto de medallas militares. Las sociedades Estrella del Pilar y Centro del Pilar vistieron a niñas representando alegóricamente a la libertad, la república y las provincias. Otras ovaciones recibieron los coronelesla crónica aclara sobre todo la ovación femeninaLuis María Figueroa y Mariano Espina por las jornadas de julio.[63]

Al llegar a la Plaza San Martín, el Dr.  Mariano Demaria[64] pronunció el discurso que proclamaba la fórmula Bartolomé Mitre- Bernardo de Irigoyen. Posteriormente, el general fue hasta su casa y subió al balcón del diario La Nación junto al general Gelly y Oboes, para observar el desfile. Según la crónica, la procesión duró hasta la noche, con bandas de música y ovaciones. Posteriormente, la nota detalló la recepción de cartas, adhesiones y proclamas llegadas desde todo el país destacándose entre ellas las del presidente y sus ministros.[65] También se informó sobre la iluminación de los clubes políticos, particularmente el de la calle Florida. En ese local local funcionaba el estudio fotográfico Platense que ofrecía una gran tela con el retrato de Mitre, elogiado por la concurrencia al acto.[66]

Los editoriales también destacaron la trascendencia del acto y sus consecuencias para la política local. El conjunto de la prensa cubrió la llegada con un clima común de expectativas y entusiasmo. El Nacional sostuvo que el acto alcanzó “proporciones extraordinarias”. Para este periódico, el pueblo de la ciudad se había congregado para rendir tributo “(…) al argentino ilustre, no se iba a rendir un homenaje a la entidad política sino a la personalidad histórica, mesclada a la vida y a los acontecimientos de este país”.[67] El Diario fue aún más enfático que otros periódicos sobre la adhesión y el carácter unánime de la jornada, sosteniendo que “Doscientas mil almas abandonan sus hogares para tomar parte en un regocijo popular, que adquiere las proporciones gigantescas de apoteosis. Veinticinco mil personas desfilan a pie, en una extensión mayor de ocho kilómetros”.[68] Incluso Sudamérica sentenció en su editorial, con cierto tono, irónico que “el general Mitre puede darse por satisfecho de su pueblo. Lo ha saludado como siempre”[69]

 

 

Conclusiones

El 19 de marzo se publicó la noticia de una reunión entre Bartolomé Mitre y Julio Argentino Roca. En los días siguientes, comenzó a circular el término “Acuerdo” y La Nación salió a respaldar el giro de su líder. Luego de años de oposición al PAN, el diario debió reformular su discurso ante el nuevo escenario. El candidato de los cívicos y sus principales cuadros buscaron impulsar una lista mixta con el oficialismo, garantizando la candidatura a la presidencia en manos de la UC. El accionar del mitrismo fue presentado al público como una solución nacional a la crisis.

Como sabemos, los meses siguientes estuvieron marcados por intensas discusiones y negociaciones entre los mitristas y el sector liderado por Leandro N. Alem, que se oponía al acuerdo. La ruptura se produjo el 26 de junio de 1891. Nacieron dos nuevas agrupaciones políticas: la Unión Cívica Radical y la Unión Cívica Nacional. Estos últimos intentaron sostener la candidatura de Mitre junto al PAN. Sin embargo, buena parte de los oficialismos provinciales se negaron a abrir las listas a los mitristas (Alonso, 2010 p. 278). Las resistencias al acuerdo fueron in crescendo hasta su caída.  El 16 de octubre de 1891, La Nación publicó la noticia de la renuncia de Mitre a través de una carta transcripta en la primera plana. De esta manera, se cerraba el intento por alcanzar la presidencia por segunda vez también frustrado en 1874.

Más allá de la caída de la fórmula de la UC y luego su posterior división, el objetivo central de este trabajo fue analizar las intervenciones que realizó La Nación en el escenario de la candidatura de los cívicos. Para ello, trabajamos con notas editoriales y con las coberturas publicadas por la sección “Noticias”. A partir de esto pudimos reconstruir las formas en el que el periódico intervino en el debate público. Primero, potenciando a su dueño en la disputa al interior de la UC. Luego, durante la convención electoral, mediante el uso de corresponsales se ofreció una nutrida información de los sucesos. Finalmente, la extensa cobertura del acto de recepción que tuvo como fin homenajear a Mitre en la cual se desplegaron varias estrategias para construir el clima de adhesión unánime. En los días previos, el diario dio publicidad a la jornada, convocando a sus lectores a participar. Se envió un reporter a cubrir la recepción en Montevideo y la llegada a Buenos Aires fue documentada a través de una extensa crónica. Durante los días siguientes, el diario hizo resonar los ecos del acto mediante extensas editoriales.

En definitiva, analizamos cómo La Nación utilizó las herramientas que ofreció la modernización periodística para incidir y contribuir a crear diferentes escenarios. Los giros de Bartolomé Mitre y sus partidarios fueron acompañados por notas editoriales que intervinieron en las disputas internas de la UC y en la difusión de la candidatura de los cívicos. A su vez, la sección “Noticias” cubrió mediante el uso de corresponsales y reporters los sucesos políticos.

En segundo lugar, ofrecimos un panorama de dos instancias de participación que involucraron a amplios sectores de la población. Consideramos que este enfoque puede ayudar a ampliar la comprensión sobre las instancias de intervención de la población durante una coyuntura de crisis en los años del “orden conservador”. El incremento de la actividad callejera fue señalado como una de las secuelas de la crisis, luego de diez años de relativa calma. Como ha señalado la historiografía reciente, en la década de 1890 se produjo una reactivación de la movilización política. Este trabajo buscó ponderar dos actos de carácter proselitista que constituyeron escenarios de intensa participación de amplios sectores de población: ciudadanos y extranjeros acudieron a las calles en un ambiente festivo. Particularmente notable en la multitudinaria recepción de la que fue protagonista Bartolomé Mitre. La ciudad se preparó para el acto. Los locales se cerraron y las calles fueron adornadas. Las columnas fueron integradas por asociaciones, clubes, militantes de comités y vecinos sueltos. Las mujeres arrojaron flores desde los balcones. Las crónicas construyeron el clima de unanimidad y algarabía.

 

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[1] De ahora en más, UC.

[2] Para una revisión de los estudios sobre el tema véase: Cucchi y Navajas, (2012).  Para ver el tema de la prensa política en estos años véase: Duncan (1980); Alonso (2001, 2003); Hirsch (2013).

[3] Para ver el lugar de las crónicas periodistas en este proceso véase: Ramos (2004), Servelli (2018). Para ver el lugar del acceso de las noticias internacionales véase: Caimari (2015, 2017).

[4] Para una lectura general de la modernización periodística en estos años véase: Roman (2010); Saítta (1998)

[5] Para un período posterior a este artículo, pero igualmente ilustrativo de este enfoque, véase:  Buonuome (2017)

[6]  Martín Castro (2012) también ofreció información sobre las posturas de La Nación y La Prensa en la primera década del 900. Nahuel Ojeda (2022), por su parte, reconstruyó el accionar del radicalismo bernardista en la provincia de Buenos Aires del y analizó el rol que cubrieron los diarios El Tiempo y La Nación en los años 1898-1904.  

[7]  Juan Balestra fue testigo de este período y destacó en sus memorias de la crisis del 90 el rol destacado de los grandes diarios en los sucesos y en el apoyo a las campañas de la UC (1986, pp. 39-41). 

[8] El grueso de las investigaciones se ha concentrado en analizar los actos del Jardín Florida, el 1 de septiembre de 1889, y luego el del Frontón el 13 de abril en 1890 (Alonso, 2000; Hirsch, 2012).

[9] Par ver la cuestión de la desmovilización en la experiencia juarista, véase: Cucchi (2016). Para ver el discurso roquista, véase: Alonso (1998).

[10] La autora ha analizado este proceso desde otra perspectiva. En su investigación sobre la Unión Cívica Radical, la preocupación estuvo puesta en el origen de la agrupación (2000, pp. 116-117). Más recientemente puso en consideración cómo los cívicos alteraron la coyuntura desde el punto de vista del oficialismo (2010).

[11] La candidatura de Mitre había comenzado a circular en las calles a través de afiches y volantes a manos del mitrismo. Véase el testimonio que figura en Conte y Landenberger (1890).

[12] Siguiendo el análisis de Paula Alonso podemos afirmar que en el interior de la UC hubo cuatro tendencias en juego. En primer lugar, se encontraba el numeroso grupo mitrista que apoyaba a su referente que se encontraba en Europa. Los sectores católicos referenciados en Pedro Goyena y José Manuel Estrada se posicionaban distantes a los mitristas. Otro grupo numeroso buscaba orientar la tendencia a favor de Leandro Alem. El cuarto grupo estaba constituido por los fuertes liderazgos de Aristóbulo del Valle y Bernardo de Irigoyen, quienes asumieron el rol de mediadores (Alonso, 2000 p,115).

[13] La Nación, “Noticias”, 21/09/1890, p. 1; La Nación, “Noticias”, 24/09/1890, p. 1.

[14] La Nación, “La convención nacional”, 26/09/1890, p. 1. 

[15] Por supuesto, la crítica estaba dirigida al PAN. Como sabemos, el proceso de selección de candidaturas en el interior de esta agrupación constituía el momento más complejo en la coyuntura preelectoral. Paula Alonso ha analizado en profundidad el lugar que ocuparon las “ligas” que se enfrentaban en la disputa (2010).

[16] La Nación, “Unión cívica”, 5/10/1890, p. 1.

[17] La Nación, “Noticias”, 7/01/1891, p. 1; La Nación, “Noticias”, 8/01/1891, p. 1.

[18] La Nación, “Noticias”, 8/01/1891, p. 1. En otros pueblos de la provincia proclamaron la candidatura enviando telegramas a La Nación.

[19] El tema de las convenciones para definir candidaturas ha sido poco trabajado por la historiografía local. Leonardo Hirsch (2021) lo abordó enfocándose en las transformaciones de la noción del partido en el último tercio del siglo XIX. Por su parte, Alonso hace algunas referencias al tema, vinculando la decisión de formar la convención y sus antecedentes en 1886(Alonso, 2000). Para un período posterior, Martín Castro exploró la dinámica interna del autonomismo en la década de 1900(2012). En particular, se destacó su análisis sobre el faccionalismo político como un dinamizador de las reformas de esos años. También abordó la Convención de Notables de 1903 como un mecanismo para dirimir los conflictos al interior del espacio del oficialista. Para un desarrollo en profundidad sobre la importancia de las convenciones y los partidos políticos existe el trabajo de Franklin Bensel (2014), quien ha analizado el proceso político en EE. UU.

[20] La Nación, “Unión cívica. Convención Nacional”, 14/01/1891, p. 1.

[21] La Nación, “Unión Cívica Convención Nacional”, 14/01/1891, p. 1.

[22]  Otros periódicos enviaron reporters como fue el caso de Sudamérica y El Diario.

[23] La Nación, “Noticias”, 15/01/1891, p. 1.

[24] El Nacional mostró ciertas resistencias a las formula Mitre-Irigoyen. En particular se apuntaba al carácter porteño de la fórmula presidencial, que excluía de la representación a otras provincias que tenían peso en el armado de la UC. Véase: El Nacional, “Noticias”, 16/01/1891, p. 1; El Nacional, “Noticias”, 17/01/1891, p. 1.

[25] Bernardo de Irigoyen (1822-1906) fue un político con extensa trayectoria en el autonomismo bonaerense. En la década del 80 pasó a las filas de la oposición y fue uno de los fundadores de la Unión Cívica.

[26] La Nación, “Noticias”,17/01/1891, pp. 1-2.

[27] El Municipio de Rosario ofreció una crónica más detallada de la movilización por las calles de la ciudad (“La Convención Nacional de la UC, 18/01/1891, 1).

[28] La Nación, “Unión Cívica. La convención de Rosario. Expansiones Patrióticas”, 18/01/1891, p. 1. Por su parte, La Prensa también retrato el acto de forma similar, pero ofreció a sus lectores una entrevista exclusiva de Bernardo de Irigoyen (“La Convención de Rosario”, 18/01/1891, p. 1.).

[29] La Nación, “Noticias”, 16/01/1891, p. 1; La Nación, “Noticias”, 1/01/1891, p.1; La Nación, “Noticias”, 18/01/1891, p. 1.

[30] La Nación, “Noticias”, 18/01/189, p.1; La Nación, “Noticias”, 20/ 01/1891, p.1; La Nación. “Noticias”, 21/01/ 1891, p,1.; La Nación, “Noticias”, 22/ 01/1891, p. 1.

[31] La Nación, “La lucha legal”, 28/01/1891, p. 1.

[32] La Nación, “La lucha legal”, 28/01/1891, p. 1.

[33] Para un abordaje del atentado a Roca y la coyuntura política, véase: Rojkind, 2015; Gallo, 1980.

[34] La Nación, “Noticias”, 24/01/1891, p. 1.

[35] La Nación festejó la jornada electoral con una nota en la que subrayaba que el correcto ejercicio de las libertades ciudadanas, en un contexto de crisis, pacificaba a la población en vez de alterarla. El diario remarcaba que, luego de años de intentos del gobierno de controlar el sufragio, en esas elecciones sin restricciones la jornada había transcurrido pacíficamente y el resultado demostraba el apoyo a los cívicos por parte de los porteños. La Nación, “Página honrosa”, 24/02/1891, p. 1.

[36] Mitre candidato del pueblo argentino. Apuntes biográficos, Editorial kidd. Buenos Aires, 1891.

[37] Es notable el olvido que se hace de la Revolución mitrista de 1874 para presentar a Mitre como una figura de la conciliación nacional.

[38] La Nación, “Noticias”, 26/02/1891, p.1.

[39] El oficialismo estaba abocado a la resolución de la situación económica. Mientras tanto, Roca, desde su cargo como ministro del Interior, operaba para debilitar el espacio opositor (dentro y fuera del PAN) dando directivas a los gobernadores para que integrasen en sus gobiernos o futuras listas a los cívicos (Alonso, 2010).

[40] Esta información la obtuvimos de un pequeño panfleto publicado los días posteriores al acto. En él se especifican los gastos e ingresos para los preparativos y las donaciones.

[41] La Nación, “Noticias”,16/03/1891, p. 1.

[42] La Prensa también reprodujo el telegrama e informó con mucha más perspicacia las tensiones por la fecha del arribo (La Prensa, “Noticias”, 17/03/1891, p. 2). El mismo periódico no envió un reporter para cubrir la llegada a Montevideo.

[43] En Montevideo se cubrió la llegada de la comisión argentina que acompañaría a Mitre hasta el puerto de La Boca. Allí, el expresidente recibió homenajes y tuvo que salir al balcón del hotel a saludar un nutrido grupo de argentinos y uruguayos que lo aclamaron a vivas voces. Véase: La Nación, “Noticias”, 18/03/1891, p. 1.

[44] La Nación, “Noticias”,17/03/1891, p. 1; La Nación, “Noticias”, 18/03/1891, p. 1.

[45] Los estudiantes del colegio del Salvador publicaron una solicitada pidiendo la intervención del general Manuel Campos para que intercediera ante las autoridades jesuitas a fin de poder asistir al acto. Según cuenta la solicitada, luego de las gestiones de Campos, se habilitó el permiso para que pudieran acudir a la jornada. La Nación, “Noticias”, 18/03/1891, p. 2.

[46] La Nación, “En el medio ambiente”, 18/03/1891, p. 1.

[47] La Nación, “En el medio ambiente”, 18/03/1891, p. 1.

[48] La Nación, “Noticias”, 18/03/1891, p. 1.

[49] La Nación, “El día de ayer”, 19/03/1891, p. 1.

[50] La Nación, “El día de ayer”, 19/03/1891, p. 1.

[51] La Nación, “El día de ayer”, 19/03/1891, p. 1.

[52] Para un análisis más profundo sobre la cuestión del unanimismo, véase: Sabato, 2009; Palti, 2008; y Eujanian, 2016.

[53] Un aspecto para destacar es, de acuerdo con Sabato, que el unanimismo al que hacemos mención se encargaba de demostrar la diversidad de grupos exaltando las diferencias- para dar cuenta de la amplia participación en las jornadas. La práctica de retratar así la concurrencia de los actos era propia de la tradición política porteña (Sabato, 1998).

[54] El término acclamatio tiene su origen en la antigua república romana, donde la plebe mediante aplausos o abucheos participaba en las decisiones y acompañaba a los cónsules. Posteriormente, las monarquías feudales legitimaron el ascenso de los reyes mediante la aclamación popular. La investigación del medievalista Kantorowicz (1946) fue pionera en introducir un estudio sistémico sobre el término.

[55] La Prensa, “El acto de ayer”, 19/03/1891, p. 1.

[56] La Nación,El día de ayer”, 19/03/1891, p. 1.

[57] La Nación, “El día de ayer”, 19/03/1891, p. 1.

[58] La Nación, “El día de ayer”, 19/03/1891, p. 1.

[59] La Nación, “Noticias, la llegada de Mitre, recibimiento. Colosal manifestación”, 19/03/1891, p. 1.

[60] La Nación, “Noticias, la llegada de Mitre, recibimiento. Colosal manifestación”, 19/03/1891, p. 1.

[61] La Nación, “Noticias, la llegada de Mitre, recibimiento. Colosal manifestación”, 19/03/1891, p. 1.

[62] El Nacional, “El recibimiento del general Mitre”, 19/03/1891, p. 1.

[63] La Nación, “Noticias, la llegada de Mitre, recibimiento. Colosal manifestación”, 19/03/1891, p. 1.

[64] Mariano Demaria (1842-1921) fue un político argentino con una extensa trayectoria en la política de Buenos Aires. Ocupó diversos cargos y tuvo un rol central en la formación de la UC. Luego, militó junto a Leandro L. Alem llegando a ser diputado por el radicalismo.

[65] La Nación, “Noticias, la llegada de Mitre, recibimiento. Colosal manifestación”, 19/03/1891, p. 1.

[66] La Nación, “Noticias, la llegada de Mitre, recibimiento. Colosal manifestación”, 19/03/1891, p. 2.

[67] El Nacional “Recibimiento del general Mitre”, 19/03/1891, p.1.

[68] El Diario “Después de Ayer”, 19/03/1891, p. 1

[69] Sudamérica, “El día de los discursos”, 18/03/1891, p 1.  Dicho periódico fue un acérrimo enemigo de Bartolomé Mitre durante el gobierno de Juárez Celman.